Publicado el 24 de Octubre de 2005 - Edición No. 159 Maradona odia a Estados Unidos porque le negaron la visa para entrar Que suerte, Diego está mejor. Me hace acordar a mi mamá cuando le decía a sus amigas, “el nene está mejor de la gripe, ya anda haciendo lío en la calle”. Diego Armando Maradona, o “Dios”, como lo llaman ahora sin ningún prurito en Canal 13 de Argentina, ha logrado salir con mucho esfuerzo personal y de su familia, del infierno de las drogas y de la incertidumbre de la muerte. El problema es que ahora, todo el país, y él mismo, sin darse cuenta, lo está impulsado muy lentamente a otro infierno del que tal vez, le cueste salir aún más.
Maradona conoció la fama sin estar preparado, tuvo todo, y el país, compuesto por la “patria periodista”, la “patria demagoga” la “patria futbolera” y lo amigotes de turno, lo llevaron a quedarse sin nada. Hoy siento que pasa lo mismo. En 3 semanas que visité Argentina, me di cuenta que nuevamente Maradona es quien maneja la opinión de los argentinos. Opina de todos y de todo, conduce de forma muy poco natural y espontanea un programa realmente aburrido donde lo único entretenido es el Futbol Tenis. Forzado a hacer preguntas obvias y obsecuentes, en un papel de conductor periodista que da la impresión no lo hace tan felíz como cuando opina en el papel de entrevistado. Porque ese es el verdadero Diego. El entrevistado. El soberbio, el desafiante, el que ataca al que no comparte su opinión, el que reconoce sus errores y no tiene problema en llorar en cámara. Pero también el que llama a un canal o a un programa en vivo y se siente con el derecho de interrumpir y opinar como si fuese palabra santa ante periodistas obsecuentes que no quieren pagar el costo de contradecirlo.
Pero esta última etapa de Diego, la actual, al contrario de lo que marcaría la lógica de tantos éxitos juntos, (asesor de Boca, conductor de TV, flaco, y posible asesor de la Selección) me parece la más patética. Mi viejo siempre me dice que lo ideal sería predicar con el ejemplo, y Diego no lo está haciendo. Por estos días se puso a la cabeza del sentimiento antiestadounidense de los argentinos (que viven en Argentina por supuesto) llamando asesino al presidente Bush y encabezando posiblemente una marcha en repudio a su llegada a Argentina. Habló con Robbie Williams y lo presionó para que piense lo mismo (mas allá de que el cantante lo piense o no), y se encontró con su amigo Fidel Castro al que mientras repetía la acusación a Bush omitió preguntarle si el dictador cubano conoce el verdadero significado de la palabra asesino. Festeja a Ben Laden y adula a Sadam. Si querés Diego buscamos juntos en el diccionario la palabra asesino? En fin, Diego está en la cúspide, como cuando salió de Villa Fiorito. Se llevaba con su talento a todo el mundo por delante y comenzaba a disparar frases célebres. No dudaría tampoco en atacar a los que emigramos del país diciéndonos traidores a la patria. O en atacarme a mi diciendo que soy un burgués que odia a los trabajadores.
Veamo, si la actitud que tiene él, la tendría otra persona, Diego lo hubiera atacado diciendo: “Maradona (o fulano de tal) odia a Estados Unidos porque le negaron la visa para entrar”. No se si será por eso o no, pero le pregunto a usted…. puede ser?, o no?. En todo caso, si estoy equivocado que Dios, perdón quise decir el “Dios argentino” me perdone, y la patria obsecuente me lo demande. Si me pregunta un deseo, egoísta por cierto. Que Diego juegue…y juegue… y juegue. …y juegue.
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